Es sin duda uno de los términos más conocidos popularmente, se provoca al inflamarse un conjunto de tendones que se encargan de extender la muñeca, generalmente por sobreuso y una mala técnica. Es necesario calentar adecuadamente previo al ejercicio.

Principalmente el sobreuso provoca inflamación de los ligamentos o tendones que pasan por la muñeca, así mismo también por traumatismos directos.

Lesión de meniscos. Independientemente del tipo de superficie donde se juegue, se pueden provocar estas lesiones. La alta velocidad, plantar el pie y dar un giro rápido para responder una bola, es lo que puede provocarlas.

Lesión de ligamentos cruzados anterior, posterior y/o colaterales. Se encargan de dar la estabilidad a la rodilla, tienden a acompañarse de alguna lesión de menisco.

Esguince o Fracturas de tobillo. Al brincar o correr se corre el riesgo de una mala caída, o incluso pisar la pierna de algún jugador y esto condicione que el tobillo se doble, lastimando los ligamentos que dan la estabilidad al tobillo, o incluso llegar a fracturarlo.

Lesiones musculares, el  sobreesfuerzo  sobre todo en competiciones de alto nivel, donde se exige mayor carga muscular de la habitual, es donde se suelen presentar rupturas parciales de las fibras musculares. En ocasiones son necesarias realizar un ultrasonido o resonancia magnética para identificar la magnitud de la lesión.

Requiere de un reposo absoluto de la actividad, hielo local, antiinflamatorios y una vigilancia por un ortopedista certificado, quien probablemente recomiende un programa de fisioterapia, antes de reiniciar tus actividades deportivas. Son necesarios un buen calentamiento y estiramiento para evitar estas lesiones.